Conversaba por el MSN con una amiga que se preguntaba por que habian cosas a su alrededor que habían cambiado, incluso, que por qué ella misma había cambiado.
Recordé cuando estaba en el colegio, y yo llevaba una libretita de esas que tienen hojas de colores, perfumadas y llenas de dibujitos, donde mis compañeros me escribían cosas, ese tipo de cursilerías que se escriben cuando uno es adolescente y recordé una frase que se repetía una y otra vez en cada escrito: “nunca cambies”. Palabras muy sencillas, que en el fondo eran un sinonimo de un buen deseo, pero erradas.
Y me vino a la memoria lo que en Química me enseñaron (a pesar que la profesora era una de esas viejas insoportables y repugnantes): “La materia no se crea ni se destruye, sólo se transforma”.
Y es cierto, desde el preciso momento en que somos concebidos en el vientre de nuestra madre, vivimos en una constante transformación, no solo física, si no también en todos los ámbitos de nuestra vida.
Hemos cambiado físicamente, basta verlo en nuestras fotos de infancia.
Hemos cambiado nuestra forma de soñar. De niños muchos soñaban con ser astronautas. Nos imaginábamos como protagonistas de cuentos de princesas atrapadas en un castillo y principes azules, y hoy nos hemos dado cuenta que las princesas no viven en castillos (bueno, ciertas casas sí lo parecen o algunas princesas si viven en una especie de cautiverio…) y los principes no son azules (los hay de todos colores, menos azul).
Veiamos a nuestros padres como superhéroes (algunas madres como la mía casi merecen ese título), eran invencibles, todo lo podian , todo lo sabían…. Y hoy nos damos cuenta que son tan humanos como nosotros y que comenten errores.
Todo es una constante transformación. No podemos quedarnos para siempre como somos.
La vida nos cambia, para bien o para mal, pero nos cambia. Todo depende del camino que escojamos.
No podemos evitar los cambios. No podemos andar por la vida quejandonos o preguntando por que todo cambia. Si nos negamos a los cambios, estamos cortando nuestras alas, estamos encerrándonos en nuestra propia carcel.
Muchas cosas en mi vida, han contribuido a transformarme la vida, pero depende de mi si me transformo en una mejor persona o simplemente voy en retroceso, eso si, mi esencia permanece intacta!
No te asombres si mañana no soy la sombra de lo que hoy soy... estoy en constante transformación
Recordé cuando estaba en el colegio, y yo llevaba una libretita de esas que tienen hojas de colores, perfumadas y llenas de dibujitos, donde mis compañeros me escribían cosas, ese tipo de cursilerías que se escriben cuando uno es adolescente y recordé una frase que se repetía una y otra vez en cada escrito: “nunca cambies”. Palabras muy sencillas, que en el fondo eran un sinonimo de un buen deseo, pero erradas.
Y me vino a la memoria lo que en Química me enseñaron (a pesar que la profesora era una de esas viejas insoportables y repugnantes): “La materia no se crea ni se destruye, sólo se transforma”.
Y es cierto, desde el preciso momento en que somos concebidos en el vientre de nuestra madre, vivimos en una constante transformación, no solo física, si no también en todos los ámbitos de nuestra vida.
Hemos cambiado físicamente, basta verlo en nuestras fotos de infancia.
Hemos cambiado nuestra forma de soñar. De niños muchos soñaban con ser astronautas. Nos imaginábamos como protagonistas de cuentos de princesas atrapadas en un castillo y principes azules, y hoy nos hemos dado cuenta que las princesas no viven en castillos (bueno, ciertas casas sí lo parecen o algunas princesas si viven en una especie de cautiverio…) y los principes no son azules (los hay de todos colores, menos azul).
Veiamos a nuestros padres como superhéroes (algunas madres como la mía casi merecen ese título), eran invencibles, todo lo podian , todo lo sabían…. Y hoy nos damos cuenta que son tan humanos como nosotros y que comenten errores.
Todo es una constante transformación. No podemos quedarnos para siempre como somos.
La vida nos cambia, para bien o para mal, pero nos cambia. Todo depende del camino que escojamos.
No podemos evitar los cambios. No podemos andar por la vida quejandonos o preguntando por que todo cambia. Si nos negamos a los cambios, estamos cortando nuestras alas, estamos encerrándonos en nuestra propia carcel.
Muchas cosas en mi vida, han contribuido a transformarme la vida, pero depende de mi si me transformo en una mejor persona o simplemente voy en retroceso, eso si, mi esencia permanece intacta!
No te asombres si mañana no soy la sombra de lo que hoy soy... estoy en constante transformación









